¿Cómo saber que pasta de dientes elegir?
Existen numerosas pastas dentífricas que se encuentran en los estantes de supermercados y farmacias. Y aunque todas sirven para cepillarse los dientes, algunas están más indicadas que otras ya que no es lo mismo tener una boca sana que sufrir de encías que sangran o piezas dentales que presentan sensibilidad. Sin embargo, recomendamos descartar todas aquellas con un contenido nulo o bajo en flúor, menor a 1000 partes por millón (ppm), ya que no cumplirán su función de mantener una higiene bucal adecuada.
En la mayoría de los casos, los pacientes muestran una mayor preocupación a la hora de prevenir la aparición de caries. Si tienes una boca sana y quieres prevenir las caries, sólo tienes que ser contaste con tu higiene bucal y utilizar una pasta de dientes que contenga flúor. El flúor ayuda a remineralizar el esmalte, reforzarlo y eliminar la placa, dificultado de este modo que las bacterias puedan producir caries.
¿Por qué es tan importante el flúor?
El flúor contenido en la pasta dentífrica es captado por el diente. De esta forma permite dos acciones: dificulta que el esmalte pierda minerales y, a su vez, facilita que el diente los vuelva a captar de nuevo. Asimismo, el flúor en la saliva combate las numerosas bacterias productoras de las caries, interfiriendo con el metabolismo bacteriano. El flúor de las pastas dentales llega a prevenir hasta el 40% de las lesiones provocadas por las caries.

¿Cómo utilizar las pastas fluoradas?
El cepillado con pasta fluorada debe realizarse al menos dos veces al día y durante un mínimo de 2 minutos. Un cepillado menos frecuente o más corto es incapaz de prevenir la caries. Lo ideal es utilizarlas después de cada comida al objeto de que el flúor pueda neutralizar los ácidos que se producen en la boca al momento de la masticación. El cepillado debe ser inmediato a la ingesta de alimentos ya que estos ácidos ya se habrán producido al esperar 10 o 15 minutos. Sin embargo, existe una excepción a esta regla: cuando tomamos alimentos o bebidas muy ácidas o muy dulces, conviene esperar a que el esmalte se remineralice pasados unos 25 – 30 minutos tras la ingesta para proceder con el cepillado.
No debe utilizarse demasiada cantidad de pasta, aproximadamente el tamaño de un garbanzo en adultos, ni mojar en agua excesivamente el cepillo. Para obtener los mejores resultados, se recomienda además no enjuagarse sino escupir la pasta.








CAMBIOS EN VASOS SANGUÍNEOS: los vasos sanguíneos transportan oxígeno y nutrientes a los tejidos, incluyendo la boca, y retiran los productos de desecho. La diabetes provoca que la sangre circule más lentamente por los vasos sanguíneos. disminuyendo el transporte de oxígeno y la retirada de productos de desecho, incrementando con ello el riesgo de infección gingival.
BACTERIAS: muchos tipos de bacterias prosperan con los azúcares, incluida la glucosa. Cuando la diabetes está mal controlada, los altos niveles de glucosa en saliva favorecen el crecimiento bacteriano y establecen el escenario de las enfermedades periodontales.








Este hábito, además de no ser higiénico y provocar heridas en los dedos, puede resultar perjudicial para la salud bucal. Esta práctica puede llegar a producir fisuras en los dientes, especialmente los incisivos, además de provocar infecciones locales en la boca y aparto digestivo.
El consumo excesivo de este tipo de bebidas puede originar varios problemas de salud, como la erosión del esmalte dental, volviéndolo más frágil y propenso a que aparezcan caries. Esto es debido a que este tipo de bebidas, además de contener mucho azúcar, son también muy ácidas. Algo parecido ocurre con las piscinas de cloro. Cuando esta sustancia se encuentra en grandes cantidades en el agua, puede resultar perjudicial para el esmalte de aquellas personas que en ella se sumerjan.
Los dientes no son herramientas. Destapar botellas de refresco con los dientes, abrir frascos o envases de cartón o papel, son hábitos que fracturan y desgastan los dientes. Del mismo modo, y aunque no parezca dañino, tampoco es recomendable cortar hilos con los dientes, ya que facilita la aparición de fisuras.
Existe mucha gente que tiene por costumbre masticar los cubitos de hielo que quedan en los vasos tras terminarse una bebida, aunque sea algo que los dentistas desaconsejan. Cuando se realiza esta práctica regularmente, puede provocar fracturas y fisuras en los dientes, especialmente aquellas personas que tengan empastes o coronas.
Aunque desde pequeños nos enseñan que hay que lavarse los dientes después de cada comida, lo cual es correcto, hay algunas veces que no es recomendable llevarlo a cabo inmediatamente después de comer. Esto es debido a que algunos alimentos como las patatas fritas industriales, los cítricos y las bebidas gaseosas y alcohólicas, tienen un alto contenido en ácidos. En todos estos casos se aconseja esperar entre 2o y 30 minutos antes del cepillado. Esto es debido a que el esmalte, con el ácido de estos alimentos, pierde el calcio y el cepillado empeora la situación, siendo recomendable esperar a que los minerales vuelvan a depositarse en el diente. Otros problemas derivados de un mal cepillado son las abrasiones de los dientes por exceso de fuerza o por utilizar un cepillo excesivamente duro.

Tamaño de la cabeza. Debe ser el apropiado para alcanzar todos los rincones de la boca.